domingo, 5 de septiembre de 2010

Los Músicos viajeros

Un Campesino tenia un burro que le habia servido fielmente por muchos años; pero como el animal principiara a ponerse viejo i pesado para trabajar, pensó su amo que no le tenia cuenta conservarlo por mas tiempo i que seria mas acertado enviarlo algun dia al rnatadero. El burro que a fuer de viejo era malicioso, comenzó a sentir que algo se tramaba contra él; i así, sin decir buenos dias, escapó una mañana muy temprano, i tomó el camino del pueblo vecino con la esperanza de obtener una plaza de bajo profundo que sabia se encontraba vacante.

No habia andado mucho nuestro fugitivo, cuando vio a un perro que estaba echado a un lado del camino.

-¿Qué es lo que tienes, amigo? dijo el Burro.

-¡Ay! contestó el Perro, mi amo me iba a dar una paliza porque dice que estoy muy viejo i que ya de nada puedo servirle. Por esto me he escapado; pero me está pesando mucho, porque me encuentro sin casa, i no sé qué podré hacer para ganar mi pan

-No te aflijas por eso, dijo el Burro, yo voy al pueblo vecino donde espero colocarme como músico; vamos juntos, i puede ser que se encuentre algun destino para ti.

El Perro dió las gracias a su nuevo amigo i ámbos siguieron su camino.A poco andar, encontraron en el medio de la via un gato, que tenía una cara muy triste i miraba asustado a todos lados.

-Felices dias, buen amigo, dijo el Burro; ¿qué lo que le pasa? No parece estar usted de muy buen humor...

-¡Qué ha de pasarme, contestó el Gato, sino que mi vida corre el mas serio peligro! Porque me estoy poniendo viejo i me fatiga mucho correr atras de las ratas, queria mi ama matarme; i grande ha sido mi suerte en poder escapar a tiempo. Pero ahora no se que va a ser de mí; i la idea de mi triste porvenir era lo que me tenia tan aflijido.

-¡Oh! dijo el Burro, no hay por qué desesperar; usted debe tener buena voz i si quiere venir con nosotros al pueblo vecino, puede tentar allí su suerte.

El Gato aceptó con gusto la idea se unió a los viajeros.

Poco despues, pasando éstos por delante de una casa de campo, vieron a un Gallo que cantaba desesperadamente arriba de una pared. ¡ Bravo! esclamó el Burro, a fé mia que jamas habia oido un cantor mas bullicioso, i dirijiéndose al gallo qué es lo que hay de nuevo, amigo, le preguntó.

-Qué ha de haber, contestó el Gallo, sino que esta misma mañana, cuando yo daba los buenos dias de costumbre, mi ama entró al gallinero con la cocinera i le dijo que como esperaba visitas el domingo próximo, debia matarme para sus convidados me comieran, con arroz. Yo no esperé que se repitiera la órden, i por cierto que la cocinera no me verá mas en su gallinero, i ménos en su cazuela.

El Burro reflexionó por algunos momentos i en seguida dijo:

-Usted no tiene una mala voz de tenor, i si quisiera aprovecharla puede venir con nosotros al pueblo vecino donde, si no encontramos pronto colocacion, ganariamos nuestra vida dando conciertos.

-Acepto con el mayor gusto, replicó el Gallo; i de un vuelo se puso al lado de sus compañeros continuando con ellos la marcha. No alcanzaron aquel dia nuestros músicos a llegar al pueblo así que al caer la noche tuvieron que irse a dormir al bosque mas cercano. El Burro i el Perro se echaron al pié de un árbol; el Gato se acurrucó en una de las ramas i el Gallo se subió, como lo acostumbra, a lo mas alto del árbol, desde donde a fuer de buen centinela, dirigió una mirada a los alrededores ántes de dormir.Habiendo divisado una luz que no parecia estar distante pensó el Gallo que debia ser alguna posada i bajó al punto a avisarlo a sus camaradas.

Levantaronse estos, a pesar de su cansancio, i se dirigieron hacia el lugar donde brillaba la luz pensando en que si encontraban posada estarian mejor alojados i tendrian tal vez algo que cenar. La luz iba aumentando a medida que adelantaban, i grande fué la alegria de nuestros músicos al verse frente a un magnífico castillo.

Aquel lugar servia de guarida a una banda de salteadores, quienes estaban aquella noche reunidos a la mesa cenando alegremente. Nuestros pobres viajeros, que estaban medio muertos de hambre, se enfurecieron a la vista de tantos i tan delicados manjares; i despues de celebrar consejo, determinaron dar un asalto a los ladrones. Con este objeto se colocaron junto a la ventana de la sala: el Perro sobre la cabeza del Burro, el gato sobre el Perro i el gato al tope, i a una señal rompieron a un tiempo en una algazara tremenda. El Burro hizo oir sus mas tremendos rebuznos, el Perro ladro desesperadamente, el Gato rnaulló con furia sin igual i el Gallo cacareó de tal manera que despertó a todos los otros gallos en tres leguas a la redonda. Al mismo tiempo se abalanzaron los cuatro animales por la ventana con un ímpetu tal, que los cristales volaron hechos pedazos i cayó la ventana con grande estrépito.

Al oir tal estruendo, creyeron los ladrones que el mundo se venia abajo i huyeron despavoridos a ocultarse en el fondo del Bosque.

Nuestros músicos se guardaron bien de perseguir a los fugitivos, i se sentaron a la mesa a comer i beber regaladamente que era lo que mas necesitaban. Despues de haber saciado su hambre con aquella escelente cena, apagaron las luces i se recogieron a dormir. Entretanto, el capitan de los salteadores, que no acertaba a esplicarse lo sucedido, se decidió al notar que el castillo habia quedado a oscuras, a enviar a uno de sus hombres para ver si aun les amenazaba algun peligro. EI ladron entró con las mayores precauciones i sedirigió a la cocina con el objeto de encender luz, pero el gato que lo vió en la oscuridad, merced a la propiedad que tienen sus ojos, le saltó a la cara i lo arañó cruémente. El salteador corrió a la puerta para huir, pero el perro le salió al encuentro clavándole los dientes Con un feroz mordisco en una pierna y, corno si aun no fuera bastante, el Burro que habia despertado al oir el ruido le lanzó una tremenda coz en el patio cuando el pobre ladron huia a todo escape. Finalmente el Gallo, como para burlarse del infeliz, echó a cantar a gaznate tendido.

¡Capitan! ¡capitan! esclamó el ladron al reunirse a sus compañeros, ¡es necesario huir! ¡El castillo está lleno de gente En la cocina he encontrado una bruja espantosa que me ha arañado con una furia terrible; para salvarme de ella eché a correr, pero al llegar a la puerta me dieron una cuchillada en un muslo i por fin, al salir al patio, me atacó un monstruo horrible que casi me mata a porrazos, mientras que toda la gente gritaba: ¡ ladrones¡ ¡ ladrones!

Al oir aquellas noticias huyeron los ladrones, i jamas se les volvió a ver por aquellos contornos,-En cuanto a nuestros cuatro músicos, como se encontraron muy bien en el castillo que hasta entónces habia sido guarida de los salteadores, resolvieron quedarse allí por todos los días de su vida; i la fábula dice que si no se han muerto, es forzoso que alli vivan hasta el día de hoy.

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